Contexto Histórico

 

El Agrarismo es el movimiento social y político que demanda una justa distribución de la tierra y es una de las etapas más importantes que marcan la historia mexicana del siglo XX, ya que modificó el campo y jugó un papel importante en la construcción del país durante todo el siglo pasado.  La reforma agraria se desarrolló como proceso de formación de unas tierras en las que su producción no era suficiente para satisfacer las necesidades de las familias campesinas.  Había campesinos que luchaban por tener tierras y pedían tierras de cultivo.  Querían como fin tener la seguridad de poder alimentarse, en especial con el consumo directo de alimentos básicos de producción propia.  El reparto de las tierras era como un acto de justicia que levantaba el bienestar de los campesinos.

 

La movilización agraria se puede ver o caracterizar como si fuera una rebelión, como la dirigida por Emiliano Zapata en Morelos,  en 1911, o de un movimiento pacífico, como el del padre Andres Girón, en la Costa Sur.  Sin embargo ya sea un movimiento rebelde o pacífico, lo que los motivaba y les daba fuerzas para salir adelante con esto era el hambre de tierras y el odio que cargaba el campesino.  Este odio era contra el sistema de dominación y explotación dominante, y contra su aparato represivo, el Ejército y la policía.

 

La Revolución Agraria surge aproximadamente entre los años 1910 y 1940  y es parte de la Revolución Mexicana.  Existen varios factores que contribuyeron a esta revolución y el agrarismo, junto con movimientos y condiciones sociales y políticas, son unas de ellas.  Se podría distinguir tres tipos de sistemas agrarios: Primero, en el norte existía un énfasis en la ganadería y minería donde había un sistema predominante de labor por un salario gratis.  Segundo, el sur se caracterizaba por la expansión de agricultura tropical basada en una labor semi-esclavizada.  El tercer tipo, en el centro de México, los propietarios gozaban de un monopolio de tierra, o por lo menos muy cerca de ser un monopolio, y podían reclutar el inagotable y creciente suministro de trabajo por parte de los campesinos.      

 

Se le considera a Emiliano Zapata, 1879–1919, como el héroe tras el agrarismo.  De hecho el zapatismo es como un sinónimo del agrarismo.  Emiliano ere un simple campesino rebelde que de joven vio las injusticias que se cometían contra los que trabajaban la tierra y decía que “la tierra es de quien la trabaja”.  El 10 de marzo de 1911, Emiliano, junto con 72 campesinos, apoyo el plan de San Luis propuesto por Francisco Madero.  Pero cuando Madero se hizo cargo de la Presidencia de la República el 7 de junio de 1911, ordeno que los zapatistas entregaran sus armas y se licenciaran como condición de antes a la entrega de las tierras de los campesinos.  Zapata, al no estar de acuerdo con esto, desarrollo el Plan de Ayala el 25 de noviembre de 1911 entrando con su lema de “Tierra, Justicia y Ley”.  Es así como, con el apoyo de Villa, volvió a entrar en la lucha contra el gobierno constituido por Victoriano Huerta.

 

Los siguientes puntos son los principales en el Plan de Ayala:

 

 

 

Al cabo de unos tres años más o menos, el 19 de junio de 1914, se le hicieron algunas modificaciones al plan.  Constituía de lo siguiente:

 

 

 

 

Fue entonces que en 1912 algunos jefes militares revolucionarios hicieron los primeros repartos de tierras.  Luego en 1915, tres de las fuerzas revolucionarias más importantes, el constitucionalismo, el villismo y el zapatismo, anunciaron las leyes agrarias.  En el artículo 27 de la constitución de 1917 se incluyó el reparto de tierras.  El encargado a que se cumpliera lo que el artículo prometía fue el Presidente Lázaro Cárdenas.  Las condiciones mejoraron para el campesino debido en parte al reparto de tierras, la expropiación petrolera y una buena legislación.  Cárdenas se preocupaba por la integración del trabajador y el reparto agrario.  Era de las personas que le importaba lo que ocurría con los problemas de los campesinos y era en su naturaleza el quererlos ayudar y darles libertad.  Repartió unas 18 millones de hectáreas e hizo que la nación mexicana tomara el poder administrativo del petróleo, que antes era controlado por las compañías norteamericanas.  Al final, entre el periodo de 1911 y 1992 se repartieron aproximadamente unas 100 millones de hectáreas a campesinos.  El reparto fue un mandato constitucional y política del Estado mexicano.      

 

 

 

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 Bibliografía

 

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