Artículos Lo contrario de enrejar es abrir

Published on mayo 13th, 2012 | by admin

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Lo contrario de enrejar es abrir.

En la última década hemos observado-vivido, en algunas ciudades de nuestro país, un nuevo componente dentro del paisaje urbano: los edificios públicos enrejados. Muchos edificios públicos comenzaron a levantar rejas ante el tenso clima social que se vivía por los años críticos de principios del siglo XXI.

La palabra reja refiere a “un conjunto de barrotes metálicos o de madera, de varias formas y figuras, y convenientemente enlazados, que se ponen en las ventanas y otras aberturas de los muros para seguridad, y también en el interior de los templos y otras construcciones para formar el recinto aislado del resto del edificio.”

Nos hemos acostumbrado al enrejado. Hemos incorporado la idea de que la Casa de los Representantes del Pueblo no es un lugar de acceso simple.

A partir de lo dicho surge una pregunta: ¿En qué piensa un gobernante o un grupo de gobernantes cuando resuelve enrejar un edificio público?

El argumento oficial cuando uno pregunta el por qué del enrejado es muy claro: “para preservar el patrimonio del Pueblo”, ahora, la siguiente pregunta es: ¿para preservarlo de quién?”. La respuesta parece ser obvia: “para preservarlo de las posibles violentas manifestaciones del Pueblo”.

Entonces obtenemos una ecuación que sería mas o menos así: “enrejamos los edificios del Pueblo para preservarlos del Pueblo”. Suena ilógico.

Pero también se desprende otra lectura: un gobernante que enreja la Casa de los Representantes del Pueblo también está diciendo que no tiene intenciones de dialogar cuando el pueblo se manifieste, entonces ¿dónde está la violencia? ¿dónde comienza? Definitivamente en la negación del diálogo.

Hace unos días pudimos ver algunas nuevas rejas -que se suman a tantas otras- en el Palacio de la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires: exactamente en el espacio físico en el cual debería plasmarse el Sistema Democrático, espacio destinado a la Pluralidad de ideas e ideologías expresadas a través de los representantes que el Pueblo eligió.

Necesitamos, como sociedad, ir exactamente en la dirección contraria, abriendo el juego a la participación real, acercando la Ciudadanía al Sistema Democrático, consolidándolo.

Hay ciudades de nuestro país en las cuales este proceso ha sucedido a la inversa: se ha ordenado quitar las rejas para permitir a los diversos sectores sociales dialogar con sus representantes, a partir de considerar que sus reclamos son justos y que tienen derecho a realizarlos.

No podemos seguir alejando la política de la vida cotidiana.

Lo contrario de enrejar es abrir.

Por María Eugenia Ramallo.


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