Debemos describir dos tipos de corteza: la Corteza Continental y la Corteza Oceánica conocida también como lechos marinos o fondos oceánicos. Por su diferente constitución química la corteza continental en ocasiones se designa como corteza sial [siglas de silicio y aluminio] y la corteza oceánica como Corteza Sima [siglas de silicio y magnesio].

La plataforma continental se compone principalmente de roca granítica, y su espesor varía entre 10 y 70 kilómetros, con una densidad media de 2,7 gramos por centímetro cúbico. La corteza oceánica está compuesta principalmente por rocas basalticas con un promedio de 7 kilómetros de espesor, mucho más delgada que la corteza continental pero con una densidad mayor que ésta, con aproximadamente 3 gramos por centímetro cúbico.

Las rocas continentales y oceánicas también difieren entre sí en términos de edad. La corteza continental contiene algunas rocas muy antiguas que se formaron durante el Precámbrico, entre 3 y 4 mil millones de años atrás, en tanto que las rocas oceánicas son normalmente depósitos relativamente jóvenes [en tiempos geológicos]. Dataciones isotópicas de las rocas encontradas en el fondo marino indican que se crearon hace menos de 180 millones de años.

La materia rocosa de la corteza de la Tierra en su conjunto, es decir, islas, continentes y lechos marinos, ha sido erosionada durante millones de años por la acción conjunta del clima y los ciclos terrestres [agua, viento, presión, temperatura, procesos químicos, etc.]. Sin embargo, en lugar de formar extensas llanuras, la corteza [continental y oceánica] ha desarrollado superficialmente deformaciones en forma de cadenas montañosas, valles o abruptas quebradas, que resisten los efectos de la erosión y evolucionan creciendo en altura o hundiéndose. Todo indica que la superficie de la Tierra continúa en proceso de gestación. La constante actividad sísmica y volcánica es la demostración más perceptible de que siguen en marcha complejos procesos tectónicos. Además, las variaciones en la edad, densidad y composición química de las plataformas continentales y oceánicas, confirman que estas fueron creadas por procesos muy diferentes.

Antes de continuar, es preciso definir algunos fenómenos geológicos comunes en la corteza terrestre.