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Boletin de Linguistica

versión impresa ISSN 0798-9709

Boletin de Linguistica v.20 n.30 Caracas jul. 2008

 

 LA NOCIÓN DE POSESIÓN Y SU RELACIÓN CON EL DATIVO EN ESPAÑOL

 Masiel Matera

Raimundo Medina

Universidad del Zulia

masielmatera@hotmail.com

Profesora Asociada de la Universidad del Zulia. Es miembro del Dpto. de Lingüística de la Escuela de Letras. Ha dictado las asignaturas: Taller de Lengua, Corrientes Lingüísticas, Fonética y Fonología, Morfosintaxis. Es profesora de sintaxis en la Mastría en Lingüística y Enseñanza del Lenguaje de LUZ. Es PPI nivel I. Su área de investigación es la sintaxis generativa. Actualmente cursa el Programa de Doctorado en Ciencias Humanas de LUZ.

Profesor Titular de la Universidad del Zulia. Egresado de la Universidad Católica Andrés Bello (Venezuela), de la Universidad de Reading (Inglaterra) y de la Universidad de Wiisconsin (EEUU). Es profesor de Maestría en Lingüística y Enseñanza del Lenguaje de LUZ. Su área de interés es la sintáxis generativa y la semántica formal. Ha realizado trabajos de investigación relacionados con el español, así como con las lenguas: yukpa (caribe), barí (chibcha) y guajiro (arahuaca). Es PPI nivel II.

RESUMEN

 En estudios recientes de la gramática generativa se asume que el verbo describe los eventos en el mundo y que los argumentos verbales nombran a los participantes que están en alguna relación importante con estos eventos. Se considera también que los elementos introductores de los participantes no esenciales en la estructura argumental deben ser núcleos sintácticos. Esta investigación tiene como propósito relacionar la presencia de los complementos del verbo con la noción de transferencia de posesión, y de intención de transferencia de posesión en español, así como determinar las características que permiten diferenciar el dativo estricto del dativo amplio. Los resultados apoyan las siguientes suposiciones: i) en el dativo estricto, la presencia del clítico dativo es obligatoria, mientras que en el dativo amplio su realización fonética es opcional, ii) la preposición para introduce un nuevo participante llamado co-participante.

 PALABRAS CLAVE: gramática generativa, argumentos verbales, aplicativo

 ABSTRACT

 In recent studies in Generative Grammar, it is assumed that the verb describes the events in the world and the verbal arguments name the participants who are in some important relation with these events, and that the introductory elements of nonessential participants in the argument structure must be syntactic heads. The aim in this paper is, on the one hand, to relate the occurrence of the complements of the verb to the notion of transference of possession, and intention of transference of possession in Spanish; and, on the other hand, to determine the distinctive features of the strict and the ample dative. The results support the following assumptions: i) in the strict dative, the presence of the dative clitic is obligatory; whereas in the ample dative, its phonetic realization is optional, ii) the preposition para in Spanish introduces a new participant called coparticipant.

KEY WORDS: Generative Grammar, verbal arguments, applicatives

 Recibido el 10-09-2007. Aceptado el 08-03-2008.

INTRODUCCIÓN*

Las construcciones de doble objeto (CDO) y las construcciones de dativo preposicional (CDP) han sido ampliamente estudiadas en la tradición de la gramática generativa, como se puede observar en Larson (1988), Jackendoff (1990), Harley (2002) y Krifka (2003), entre otros.

 Desde un punto de vista sintáctico, Larson (1988) deriva las CDO de las CDP. Éste es un enfoque monosémico en el que ambas estructuras tienen la misma interpretación. Por otro lado, Jackendoff (1990), Harley (2002) y Krifka (2003), utilizando procedimientos sintácticos y semánticos distintos, proponen interpretaciones diferentes para estas construcciones.

Jackendoff (1990) postula una serie de categorías primitivas con las que se forman las estructuras conceptuales (objeto, evento, estado, acción, lugar, trayectoria). Por medio de unas reglas de formación, estas categorías primitivas básicas se convierten en expresiones más complejas que tienen predicados primitivos, como ir, causar, quedarse, ser…, y sus argumentos.

Harley (2002), en el marco de la MORFOLOGÍA DISTRIBUIDA (MD), introducida por Halle y Marantz (1993), realiza una investigación profunda de la arquitectura de la gramática universal. En su trabajo, la sintaxis genera las estructuras al combinar los rasgos morfosintácticos seleccionados del inventario disponible; esos rasgos están sujetos a principios y parámetros que generan tal combinación a través de las operaciones de fusión (merge), movimiento (move) y copia (copy).

Harley (2002) resalta tres hipótesis fundamentales de la MD: i) la inserción tardía, la cual supone que la expresión fonológica de los terminales sintácticos es proporcionada en el mapeo (mapping) desde las operaciones morfológicas hasta la forma fonológica; es decir, las categorías sintácticas son abstractas; ii) la infraespecificación de los ítemes del vocabulario, la cual indica que las expresiones fonológicas no necesitan estar completamente especificadas en las posiciones sintácticas donde pueden insertarse; y iii) la estructura jerárquica sintáctica, la cual implica que los elementos dentro de la sintaxis y dentro de la morfología aparecen y se combinan en los mismos tipos de constituyentes. Esta estructura se diagrama a través de un árbol binario.

En este enfoque, tanto los elementos de la morfología como los de las sintaxis se consideran entidades discretas. Los rasgos morfosintácticos sirven de entrada a las OPERACIONES SINTÁCTICAS. El resultado de estas operaciones establece una función, por un lado, con las unidades del vocabulario, a través de las OPERACIONES MORFOLÓGICAS y la FORMA FONOLÓGICA y, por otro lado, con la INTERFICIE CONCEPTUAL a través de la FORMA LÓGICA. La interficie conceptual también está relacionada con el conocimiento no lingüístico que poseen los hablantes.

Krifka (2003) argumenta que una consideración de las propiedades de los verbos que podrían experimentar alternancia de diátesis dativa en inglés, expresa alguna información acerca de la forma semántica de estos verbos. En lingüística, el término ALTERNANCIA DE DIÁTESIS se refiere al hecho de que los verbos pueden ser usados en distintos marcos de subcategorización y pueden presentar un ligero cambio en su significado.

Por su parte, Pylkkänen (2002) y Cuervo (2003), quienes siguen la tradición de Marantz (1984, 1993, 1997) y Kratzer (1996), proponen que el objeto indirecto depende sintáctica y semánticamente del núcleo aplicativo en un enfoque en el que la configuración muestra los aspectos sintácticos y semánticos.

En nuestra propuesta para el español, adoptamos la posición de Pylkkänen (2002) y Cuervo (2003) sobre la distinción entre los verdaderos argumentos del verbo (objeto directo) y los argumentos adicionales, como el argumento externo, introducido por un núcleo determinado (voz en Kratzer 1996 o v en Chomsky 1995); y el objeto indirecto, introducido por un núcleo aplicativo. Se ha hecho una práctica normal en la teoría sintáctica actual suponer que el papel temático externo se origina en una proyección funcional que domina la proyección verbal lexical. Esta nueva proyección funcional se designa como Frase voz (FV) en Kratzer (1996) o Frase v (Fv) en Chomsky (1995).

 Además de asumir que Pylkkänen (2002) y Cuervo (2003) están en la dirección adecuada con respecto a considerar el objeto indirecto como un argumento adicional introducido por la proyección del núcleo funcional aplicativo, los fenómenos observados en nuestra variación dialectal del español del Caribe nos llevan a considerar que existen dos tipos de dativo: i) el dativo estricto y ii) el dativo amplio.

 1.   LOS COMPLEMENTOS Y LA NOCIÓN DE POSESIÓN

 Larson (1988) propone una estructura para derivar las construcciones de doble objeto (CDO) a partir de las construcciones de dativo preposicional (CDP). Así, en una expresión semejante a una cláusula como send a letter to Mary, el objeto directo a letter se genera como especificador, es decir, en la posición de sujeto interno del núcleo verbal cuyo complemento es la frase preposicional to Mary. La hipótesis del sujeto interno sostiene que los sujetos se originan en la posición del especificador dentro de la frase verbal. En la teoría de Larson (1988), el sujeto interno no es equivalente al argumento externo introducido por el núcleo voz.

Por otro lado, para generar una CDO como send Mary a letter, el objeto indirecto Mary se mueve hacia la posición del sujeto interno, la cual está destematizada, al igual que en la pasiva, y la preposición es absorbida por el verbo. El objeto directo es introducido como una frase adjunta dominada por una V’, es decir, una proyección intermedia que tiene como núcleo una Vº.

 En el marco teórico de la gramática chomskyana del primer lustro de los años sesenta, el desplazamiento mediante el cual una palabra o frase parece haberse movido desde una posición de origen hacia una posición de aterrizaje en otra oración similar se considera una derivación, es decir que los pares forma/significado se derivan el uno del otro.

Chomsky (1965:138) sostiene que “un marcador de frase generalizado MD es la estructura profunda que subyace a la oración S, con la estructura superficial MS si y solo si las reglas transformacionales generan MS de MD” (la traducción es nuestra).1 Aquí podemos considerar que “estructura” representa el par forma/significado; las estructuras profundas están presentes porque son generadas por un componente inicial de la gramática. Las otras se derivan a través de las transformaciones.

 En el enfoque derivacional de Larson (1988), que se ha denominado monosémico, la CDP y la CDO tienen el mismo significado.

 Otro enfoque, como el de Krifka (2003), sostiene que el contenido lexical de los verbos determina el contexto sintáctico donde aparecen. Así, la expresión (1a), un caso de doble objeto, puede interpretarse como (1b); mientras que una CDP, como (2a), puede interpretarse como (2b):

 Harley (2002), en su análisis causativo, propone una proyección “Pposesión” (Phave) para las estructuras de doble objeto (CDO) y una proyección “Pposición” (Plocation) para las estructuras de doble complemento (CDP), como se observa en (3a) y (3b), respectivamente. Tanto Pposesión como Pposición son núcleos abstractos cuyas máximas proyecciones son complementos de v y tienen una ligera carga semántica (causar) para producir un verbo como give (“dar”). La posición de Harley (2002) atenúa el punto de vista transformacional de Larson (1988).

 Los marcadores (3a) y (3b) generan frases como (4a) y (4b), respectivamente.

Jackendoff (1990) analiza el tratamiento derivacional de la relación doble complemento/doble objeto que hace Larson (1988) y observa que las expresiones en (5a-b) se convierten en un problema para este enfoque, puesto que el fenómeno de la aparición y desaparición de las preposiciones particulares es difícil de tratar con un enfoque derivacional.

Según la respuesta de Larson (1990), este tipo de alternancia de diátesis se debe a que los dos órdenes representan la generación en la base de las dos estructuras.

En el enfoque de Harley (2002), las oraciones en (2a-b) se reanalizarían como dos configuraciones diferentes con interpretaciones distintas. Estas dos interpretaciones se producen por las diferencias en la semántica de las preposiciones Pposesión y Pposición, y por la posición donde se generan las frases determinantes Mary y a letter.

En inglés, la CDO requiere que la META sea un posible poseedor. Lo mismo ocurre en español.

 Pylkkänen (2002) sugiere que el punto de vista de Harley (2002) es producto de un análisis causativo del objeto directo, lo cual es atractivo porque explica el comportamiento de un verbo obligatoriamente ditransitivo como dar. Ciertamente, una oración como (1a) implica que Beth posee el carro. Sin embargo, Pylkkänen (2002) afirma que un análisis causativo es problemático como análisis general para las CDO en inglés, puesto que en la mayoría de los casos este tipo de implicación fracasa. Esto se observa en (7a-b):

Pylkkänen (2002: 19) formaliza las diferencias semánticas entre las expresiones mencionadas anteriormente en (1) y (2) mediante la introducción de un núcleo funcional aplicativo, el cual permite la inserción del objeto indirecto. La autora propone dos tipos diferentes de núcleos aplicativos relacionados con el aspecto semántico así como el sintáctico de las construcciones en las que hay un objeto indirecto, como se observa en (8a y b).

Estos tipos son: i) el aplicativo alto (8a) que denota una relación entre un evento y una entidad. El participante, introducido como especificador del núcleo aplicativo, es decir, el argumento aplicado, permanece en una relación benefactiva con el evento expresado por el verbo, el cual es introducido como complemento del núcleo aplicativo; ii) el aplicativo bajo (8b), que no mantiene una relación semántica con el verbo, sino más bien una relación de posesión con el objeto directo, como en el caso del verbo dar (Le di el regalo a Juan), o de fuente, como con el verbo comprar (Le compré una chaqueta a Juan). También puede tener la lectura de benefactivo/malefactivo con un verbo de creación como cocinar (Le cociné una torta a Juan).

 Por otro lado, Cuervo (2003), quien sigue la misma línea de investigación de Pylkkänen (2002), afirma que las frases determinantes dativas son permitidas sintáctica y semánticamente por el nodo aplicativo y resume, en el siguiente cuadro, los tres tipos posibles de argumentos dativos permitidos por el núcleo aplicativo (Cuervo 2003:15):

En la sintaxis, la estructura de los sub-eventos se representa a través de una articulación de la estructura FV en “cáscaras-FV” (VP shells), como propuso Larson (1988). Típicamente se usa Fv (vP) para indicar la cáscara FV más alta y la etiqueta CLÁUSULA REDUCIDA (SC) para indicar la cáscara predicativa más baja.

Cuervo (2003) propone que el aplicativo bajo no siempre mantiene una relación dinámica con el objeto directo y que puede expresar una relación estática entre dos participantes, por lo cual la frase determinante es interpretada como poseedora del tema (Pablo le admira la paciencia a Valeria).

Cuervo (2003: 16-17) resume el contexto de todos los tipos de verbos donde pueden aparecer los argumentos dativos en español y encuentra que son los siguientes:

Nosotros asumimos, al igual que Cuervo (2003), que la configuración ditransitiva con el dativo duplicado por el clítico es una construcción de doble objeto, es decir, una construcción de aplicativo bajo. Las CDO en español comparten una propiedad fundamental con las CDO en inglés: la meta/recipiente es estructuralmente más alta que el objeto tema.

También seguimos a Masullo (1992) y a Cuervo (2003)2 en su afirmación de que los argumentos dativos duplicados por el clítico son frases determinantes, no frases preposicionales, y que el elemento a que precede el argumento dativo es un marcador de caso más que una preposición verdadera. La estructura con el clítico se corresponde con la CDO, mientras que el objeto indirecto no duplicado por el clítico es una frase preposicional, es decir, es un ditransitivo preposicional.

No obstante, al relacionar las teorías de Cuervo (2003) y Masullo (1992) con los hechos lingüísticos observados en nuestra variedad dialectal del español del Caribe, consideramos necesario introducir una modificación en la teoría que explique un mayor número de fenómenos.

En nuestra opinión existen dos clases de dativo: i) dativo estricto y ii) dativo amplio. El dativo estricto se interpreta como transferencia de posesión.

Se da con verbos típicamente ditransitivos como dar, entregar, vender, enviar, prestar, enseñar, presentar, recomendar, decir, prometer, pertenecer, ordenar, pedir, rogar, suplicar, etc.

En el dativo estricto, la presencia del clítico es obligatoria, contrariamente a lo propuesto por Strozer (1976) y Masullo (1992). Veamos (9) y (10a-b):

En nuestra variación dialectal, el clítico del ejemplo de Masullo (1992) no se percibe como opcional y esto se confirma con el ejemplo en (10a), donde la ausencia del clítico impulsa la interpretación de locativo de la frase a Margarita. Mientras que en (10b), sin la correferencia con el clítico, la misma frase se percibe como ambigua entre dativo y locativo.

En inglés, la estructura de doble objeto requiere que la meta sea un posible poseedor. Lo mismo ocurre en español:

Así pues, en el ejemplo (11e), sin la coindización, el clítico le se percibe como correferente con otra entidad que no es expresada, de manera que no hay ambigüedad posible, es decir, el dativo estricto no es ambiguo. Los ejemplos en (11) constituyen una versión modificada de los ejemplos en (6).

El dativo estricto adopta la siguiente forma:

El dativo amplio, por su parte, se interpreta como benefactivo/ malefactivo y como intención de transferencia de posesión. En este tipo de dativo, el clítico es opcional y se puede formalizar como en (13a-b):

El dativo amplio se usa con verbos no ditransitivos (Le caminé cinco cuadras), con verbos de creación (Le cociné una torta a Juan) y con verbos que pueden usarse como ditransitivos (Le tejió un chaleco a Victoria). Este dativo introduce un nuevo participante y una nueva información situacional.

Cuando el clítico no tiene realización fonética, como en (13b), la FD se percibe como un coparticipante (Pedro compró un carro para su hijo); si bien esta FD no es subcategorizada directamente por el verbo, este último debe contener ciertos rasgos que permitan que se agregue un nuevo participante.

Di Tullio (2005:127) afirma que el dativo benefactivo, el cual nosotros hemos incluido dentro del dativo amplio, aparece, por lo general, con verbos transitivos de acción y denota la entidad beneficiada por la acción. Admite dos posibles realizaciones: o bien como totalmente coincidente con el objeto indirecto argumental, pero con duplicación obligatoria, como en (14a), o bien como una frase preposicional encabezada por la preposición para, que no puede coaparecer con el clítico dativo, como en (14c). Los ejemplos en (14) muestran las restricciones:

En resumen, parece que la clase de verbo, ya sea un verbo de transferencia de posesión o de intención de transferencia de posesión, junto con la presencia o ausencia de un marcador de caso a, es lo que nos permite hacer una distinción entre el dativo estricto y el dativo amplio.

Si esto es así, las preposiciones a y para, en el dativo amplio, se pueden considerar como pertenecientes a la misma categoría.

2. LA FRASE PARA: ¿ADJUNTO O ARGUMENTO?

Un aspecto interesante que se presta a discusión es el estatus de adjunto del objeto directo en la posición de Larson (1988) descrita al inicio del trabajo. La adjunción puede producir un número creciente de nodos X’, cosa que no ocurre con el objeto directo y el objeto indirecto.

Un verbo puede requerir un argumento objeto directo y aceptar que se añadan otros participantes, como por ejemplo el sujeto, introducido por el núcleo voz, y el objeto indirecto, introducido por el núcleo aplicativo en los enfoques de Pylkkänen (2002) y Cuervo (2003).

Zagona (2002), quien sigue la tradición generativista chomskyana pre-minimalista, expresa que una de las pruebas sintácticas para determinar si el constituyente que sigue al verbo en una expresión declarativa es un complemento o un adjunto, es la sustitución por la pro forma hacerlo. Como se puede observar en los ejemplos extraídos del libro de Zagona (2002), en la oración (15) el  complemento la pelota es sustituido conjuntamente con el verbo patear, mientras que el adjunto con entusiasmo permanece fuera de la operación de sustitución.

La oración (16) muestra que el complemento debe ser incluido en la sustitución, de otra manera la oración es agramatical. Los ejemplos (17a-b) muestran que tanto el verbo como el complemento preposicional deben ser sustituidos por la pro forma hacerlo.

Los ejemplos analizados por Zagona (2002) sirven para que esta autora afirme que la sustitución por hacerlo provee evidencias para distinguir el complemento, preposicional o no, de los adjuntos con los predicados activos.

Gutiérrez Ordóñez (1999) propone la misma prueba para determinar si un constituyente es central o periférico. Para esto utiliza el verbo dedicar, al cual se le puede anexar un núcleo aplicativo para introducir otro participante en el evento, como se muestra en (18):

De acuerdo con los ejemplos (18a-d), el complemento introducido por a, es decir, la frase introducida por el núcleo aplicativo, o frase aplicada, no puede permanecer fuera de la sustitución. La pro forma lo hizo debe sustituir tanto al objeto directo una sonata, como a la frase aplicada a los niños en (18b), al alba en (18d). Esta última no podría interpretarse como complemento circunstancial, puesto que la expresión dedicó una sonata estaría mal formada.

La consideración del ejemplo de Gutiérrez Ordóñez en (19) pudiera llevarnos a la conclusión de que, con el verbo componer, la frase introducida por para es un adjunto:

Si esto es así, pudiera pensarse que en una oración como la de (20), la frase introducida por a podría ser un adjunto ya que permanece fuera de la sustitución,

 Con respecto a la aceptabilidad de la oración de (20), debemos decir que está bien formada, de acuerdo con nuestra variedad dialectal del español del Caribe. Además, Espinosa García (1998a, 1998b) señala que el objeto indirecto puede o no ser reproducido por la proforma hacerlo, mientras que el objeto directo carece de la posibilidad de aparecer junto a la referida pro forma, como lo muestran sus ejemplos:

Existen procesos lingüísticos que pueden afectar la estructura argumental de los verbos lexicales. Uno de ellos es la disminución de argumentos, como sucede en la voz pasiva, la voz media y la inacusativa. Otro proceso es el aumento de los argumentos, como se ilustra en los ejemplos de (22):

En (22b), el evento se interpreta como la intención de transferencia de posesión y el argumento aplicado, que es correferencial con el clítico le, se percibe como la entidad a la que se transfiere la posesión del regalo. En (22c), el participante, introducido por para, recibe la interpretación de dativo benefactivo, o dativo amplio, de acuerdo con los planteamientos de Di Tullio (2005: 127) y los nuestros. Esta interpretación se refuerza en (22d), donde la frase para su esposa no puede estar coindizada con el clítico le. Para que esta oración esté bien formada, debe generarse como en (22e), donde el clítico le es correferencial con una frase determinante que puede estar elidida o no. Esta FD puede recibir el papel temático de fuente, por ser el participante que provee el regalo, o de recurso inmanente (Sowa 2001)3 por ser el participante del cual se vale Pedro para que se realice el evento. Sin embargo, la interpretación más frecuente es la de participante fuente.

El análisis nos hace pensar en una estructura subyacente en la que la frase introducida por para en (c), (d) y (e) es un complemento diferente al complemento correferencial con le. Es un argumento aumentado o coparticipante.

Esta revisión nos deja ver que la frase introducida por para no se comporta como un adjunto.

Otro argumento interesante para nuestra investigación es la propuesta de Dowty (2000) de un análisis dual de cada complemento como adjunto y, potencialmente, de cualquier adjunto como complemento; pues, aunque no tratemos las categorías usadas en la gramática categorial, sí son fundamentales las nociones pre-teoréticas de adjunto y complemento usadas por él, las cuales 3. Sowa (2001: 2) define el participante recurso como la causa material del evento y el participante inmanente como el que está presente a lo largo del proceso pero que no controla activamente lo que sucede. De manera que, en (21e), la frase a José, con realización fonética o no y correferente con el clítico, es el recurso inmanente puesto que es la causa material del evento y participa en todo el proceso sin alterar su curso. Presentamos en (23):

           

De acuerdo con estas nociones, en los ejemplos de (24), el participante sobre el que recae la noción de transferencia de posesión no parece ser un complemento, puesto que las expresiones con el coparticipante o sin él pertenecen a la misma categoría, aunque su significado sin el coparticipante sea diferente, por lo menos con los verbos hacer y cocinar. Además, el argumento aplicado sólo restringe las oraciones a un subconjunto propio del significado/denotación de X sola.

Sin embargo, notemos que el argumento aplicado debe estar presente para que se interprete la transferencia de posesión.

En suma, el acercamiento de Dowty (2000) parece que ayuda a determinar la distinción entre el complemento directo y el aplicativo. Por otro lado, las frases introducidas por a y para parecen pertenecer a la misma clase.

Un punto importante al cual hemos llegado en esta investigación está relacionado con el origen del argumento aplicado, es decir, con la interrogante de si éste puede ser analizado como parte del significado del verbo lexical o como parte del significado de la construcción ditransitiva, considerando el argumento aplicado una unidad sintáctica que posee su propia semántica.

Si observamos las oraciones en (25) notaremos que en (a, b) se describe el acto de crear una clase de comida a través de un proceso. La descripción se realiza con los verbos hacer/cocinar. Las oraciones (c, d) no sólo describen el acto de la realización de una clase de comida, sino que también describen la intención de transferir la posesión del objeto creado a mi hermana. En consecuencia, hacer/cocinar no tienen en (a) y (b) el mismo significado que en (c) y (d).

Aparentemente, la construcción con dos complementos implica la transferencia de la posesión, en concordancia con los planteamientos de Pylkkänen (2002) y Cuervo (2003).

CONCLUSIONES

Las conclusiones más importantes que se derivan de este trabajo son:

i. Para que pueda hablarse de dativo estricto, es necesario que el clítico correferencial aparezca con la frase determinante plena. En este contexto, coincidimos con Masullo (1992) en que la a que introduce la FD plena es un marcador de caso.

ii. Diferimos de Strozer (1976) y Masullo (1992) cuando afirman que, con los verbos que se comportan como dar, el clítico dativo es opcional. La presencia de este clítico es obligatoria en nuestra variedad dialectal del español del Caribe.

iii.En el dativo amplio, la realización fonética del clítico dativo es opcional y, cuando no aparece, la preposición tiene contenido semántico.

iv.Para introduce un nuevo participante. Esta construcción es parte del dativo amplio.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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Notas:

* Debemos dar las gracias a los árbitros anónimos por sus comentarios relacionados con una versión previa de este artículo llamada Dos orientaciones de la noción de complemento en la gramática generativa. Los errores son nuestros.

1. “A generalizad Phrase-marker MD is the deep structure underlying the sentence S, with the surface structure MS, just in case the tranformational rules generate MS from MD” (Chomsky 1965: 138).

2. Laura Brugè (2000: 211-212) también comparte esta posición al afirmar que:

“[…]Los recientes desarrollos de la gramática han demostrado la adecuación explicativa y descriptiva de la introducción de proyecciones funcionales bien sea dentro de la estructura de la frase bien sea dentro de la estructura de los nombres. Parece, pues, cónsono con el recorrido emprendido de la investigación actual considerar la marca de caso como una categoría funcional independiente de naturaleza nominal que proyecta un nodo máximo propio. […] existen motivaciones sólidas para sostener que la marca de caso sea el producto de la interacción entre las propiedades lexicales y morfológicas del nombre y los requisitos sintácticos sobre la posición estructural que el nombre mismo ocupa” (la traducción es nuestra).

3. Sowa (2001: 2) define el participante recurso como la causa material del evento y el participante inmanente como el que está presente a lo largo del proceso pero que no controla activamente lo que sucede. De manera que, en (21e), la frase a José, con realización fonética o no y correferente con el clítico, es el recurso inmanente puesto que es la causa material del evento y participa en todo el proceso sin alterar su curso.

4. La traducción es nuestra.