Estructura, Movimiento y Grados de libertad
ROBOTS
ESTRUCTURA
Partes comunes:
1. Manipulador o brazo mecánico.
2. Controlador.
3. Elementos motrices o actuadores.
4. Terminal, herramienta o aprehensor.
5.
Sensores de información.
Al robot industrial se le engloba dentro de la
arquitectura de la célula de fabricación flexible, en la que se combinan
diversos dispositivos que configuran un núcleo básico de producción.
1. MANIPULADOR
El conjunto de elementos mecánicos que propician
el movimiento del elemento terminal, que dependiendo de la tarea que tiene que
realizar el robot, se montará al final de brazo del robot un útil especializado
o uno de propósito general: garras, herramientas, pinzas de soldadura, etc.
Dentro de la estructura interna del manipulador se alojan los elementos
motrices, engranajes y transmisiones que soportan el movimiento de las cuatro
partes que suelen conformar el brazo:
a) Base o pedestal de fijación.
b) Cuerpo.
c)
Brazo.
d) Antebrazo.
Los cuatro elementos rígidos del brazo están
relacionados entre sí mediante articulaciones, las cuales pueden ser
giratorias, cuando el movimiento permitido es el de rotación o prismáticas, en
las que existe un movimiento de traslación entre los elementos que relacionan.
En el epígrafe de más abajo, después de haber
descrito cada una de las partes de un robot, podremos encontrar los GRADOS DE
LIBERTAD, que detalla con más profundidad el movimiento de estos artefactos.
A continuación un esquema simple (FIG.3):
2. CONTROLADOR
Recibe este nombre el dispositivo que se encarga
de regular el movimiento de los elementos del manipulador y todo tipo de
acciones, cálculos y procesados de información, que se realiza.
El controlador del robot realiza generalmente
cuatro funciones principales:
• Inicia y termina el movimiento de los
componentes individuales del manipulador en una secuencia deseada y en puntos
especificados.
• Almacena posiciones y secuencias de datos en su memoria.
•
Permite que el robot tenga una interfaz "hacia fuera" por medio de
sensores montados en el área de trabajo donde está funcionando (es decir la
estación de trabajo).
• Proporciona un entorno de programación orientado al
usuario.
La complejidad del control varía según los
parámetros que se gobiernan, pudiendo existir las siguientes categorías:
a) Controlador de posición Solo intervienen en el
control de la posición del elemento terminal. Puede actuar en modo punto a
punto, o bien, en modo continuo, en cuyo caso recibe el nombre de control
continuo de trayectoria.
b) Control cinemático Cuando además de la
posición se regula la velocidad.
c) Control dinámico Se tienen en cuenta, también,
las propiedades dinámicas del manipulador, motores y elementos asociados.
d) Control adaptativo Además de lo indicado en
anteriores controles, también se considera la variación de las características
del manipulador al variar la posición.
Refiriéndose a otro aspecto, el control puede
llevarse a cabo en LAZO ABIERTO o en LAZO CERRADO. En el caso del control en
lazo abierto, se produce la señal de consigna que determina el movimiento pero
no se analiza si se ha realizado con esa actitud o se ha producido un error, al
efectuarse en la realidad (FIG.4). El control en lazo abierto es típico en los
motores paso a paso, en los cuales las señales que se generan un paso del
mismo, dan lugar al giro de un determinado ángulo del eje, es decir, son
motores con movimientos cuantificados. Existen sistemas con salidas
temporizadas o movimientos predeterminados que actúan en lazo abierto.
El control en lazo abierto tienen muchas causas
de error (inercia, interferencias, fricciones, etc.), y si bien es muy simple y
económico, no se admite en las aplicaciones industriales, donde es fundamental
la exactitud en la repetitividad de los movimientos. Sin embargo, en robots
dedicados a la enseñanza y al entretenimiento, este tipo de control está muy
extendido. La mayoría de los sistemas de robots industriales poseen un control
en lazo cerrado, con realimentación (FIG.5). Este control hace uso de un
transductor o sensor de la posición real de la articulación o del elemento
terminal, cuya información compara con el valor de la señal de mando o
consigna, que indica la posición deseada. El error entre estas dos magnitudes,
se trata diversas formas para obtener una señal final, que aplicada a los
elementos motrices, varíe la posición real hasta hacerla coincidir con la
deseada.
A continuación un ejemplo práctico de los casos
anteriores:
Además del controlador de tipo proporcional
(multiplicador o divisor de la variable) (FIG.6), hay otros como el integral (FIG.7),
cuya salida varía proporcionalmente a la señal de error y el derivativo
(FIG.8), en el que la salida varía proporcionalmente con la velocidad de
variación de la señal de error. La combinación de los tres tipos de
controladores descritos, dan lugar al que se denomina PID
(proporcional-integral-derivativo) (FIG.9).
Los sensores empleados para la determinación de
la posición de los ejes de los motores motrices, pueden ser de carácter
analógico o digital, como discos de plásticos transparentes con rayas negras,
que al girar a través de detectores ópticos, cortan el haz de luz entre emisor
y detector y genera una serie de impulsos eléctricos que sirven para calcular
el ángulo desplazado. Los modernos controladores de robots son ordenadores, en
los que el programa correspondiente se encarga de calcular las señales
aplicadas a los actuadores, tras el procesado de la señal de consigna y la que
procede de los transductores de posición.
3. ELEMENTOS MOTRICES O ACTUADORES
( Este video ha sido realizado por los alumnos de 2º G.S.A.)
4. ELEMENTO TERMINAL, HERRAMIENTA O APREHENSOR
Los elementos terminales, también llamados
efectores finales (end effector) son los encargados de interaccionar
directamente con el entorno del robot. Pueden ser tanto elementos de
aprehensión como herramientas. Si bien un mismo robot industrial es, dentro de
unos límites lógicos, versátil y readaptable a una gran variedad de
aplicaciones, no ocurre así con los elementos terminales, que son en muchos
casos específicamente diseñados para cada tipo de trabajo. Se puede establecer
una clasificación de los elementos terminales atendiendo a si se trata de un
elemento de sujeción o de una herramienta. Los primeros se pueden clasificar
según el sistema de sujeción empleado. En la TABLA.1 se representan estas opciones, así como
los usos más frecuentes. Los elementos de sujeción se utilizan para agarrar y
sostener los objetos y se suelen denominar pinzas. Se distingue entre las que
utilizan dispositivos de agarre mecánico (FIG.10), y las que utilizan algún
otro tipo de dispositivo (ventosas; pinzas magnéticas, adhesivas, ganchos,
etc.). En la elección o diseño de una pinza se han de tener en cuenta diversos
factores. Entre los que afectan al tipo de objeto y de manipulación a realizar
destacan el peso, la forma, el tamaño del objeto y la fuerza que es necesario
ejercer y mantener para sujetarlo. Entre los parámetros de la pinza cabe
destacar su peso (que afecta a las inercias del robot), el equipo de
accionamiento y la capacidad de control. El accionamiento neumático es el más
utilizado por ofrecer mayores ventajas en simplicidad, precio y fiabilidad,
aunque presenta dificultades de control de posiciones intermedias. En ocasiones
se utilizan accionamientos de tipo eléctrico.
En la pinza se suelen situar sensores para
detectar el estado de la misma (abierto o cerrado). Se pueden incorporar a 1a
pinza otro tipo de sensores para controlar el estado de la pieza, sistemas de
visión que proporcionen datos geométricos de los objetos, detectores de
proximidad, sensores fuerza-par, etc.
Como se ha indicado, el elemento terminal de
aprehensión debe ser diseñado con frecuencia a medida para la aplicación.
Existen ciertos elementos comerciales que sirven de base para la pinza, siendo
posible a partir de ellos diseñar efectores válidos para cada aplicación
concreta. Sin embargo, en otras ocasiones el efector deber ser desarrollado
íntegramente, constituyendo su coste un porcentaje importante dentro del total
de la aplicación.
En muchas aplicaciones el robot ha de realizar
operaciones que no consisten en manipular objetos, sino que implican el uso de
una herramienta. El tipo de herramientas con que puede dotarse a un robot es
muy amplio. La FIG.11
y la FIG.12
muestran, respectivamente, una pistola de pulverización de pintura y dos pinzas
de soldadura por puntos. Normalmente, la herramienta está fijada rígidamente al
extremo del robot aunque en ocasiones se dota a éste de un dispositivo de
cambio automático, que permita al robot usar diferentes herramientas durante su
tarea. La TABLA.2
enumera algunas de las herramientas más frecuentes.
Aparte de estos elementos de sujeción y
herramientas más o menos convencionales, existen interesantes desarrollos e
investigaciones, muchos de ellos orientados a la manipulación de objetos
complicados y delicados. Por ejemplo, existen diversas realizaciones de pinzas
dotadas de tacto o de dedos con falanges.
5. SENSORES DE INFORMACIÓN
Debemos tener en cuenta que los robots necesitan
disponer de información tanto de su entorno exterior como de sus mecanismos
internos para llevar a cabo cualquier operación con la calidad y precisión
requerida. Los sensores que veremos a continuación son tanto internos como
externos. También cabe destacar que diferenciaremos entre sensores y
detectores.
( Este video ha sido realizado por los alumnos de 2º G.S.A.)
MOVIMIENTOS Y GRADOS DE LIBERTAD
Mecánicamente, un robot está formado por una
serie de elementos o eslabones unidos mediante articulaciones que permiten un
movimiento relativo entre cada dos eslabones consecutivos. La constitución
física de la mayor parte de los robots industriales guarda cierta similitud con
la anatomía del brazo humano, por lo que en ocasiones, para hacer referencia a
los distintos elementos que componen el brazo humano, por lo que en ocasiones,
para hacer referencia a los distintos elementos que componen el robot, se usan
términos como cuerpo, brazo, codo y muñeca.
El movimiento de cada articulación puede ser de
desplazamiento, de giro, o de una combinación de ambos. De este modo son
posibles los seis tipos diferentes de articulaciones que se muestran en la FIG.13, aunque, en la
práctica, en los robots sólo se emplean la de rotación y la prismática.
Cada uno de los movimientos independientes que
puede realizar cada articulación con respecto a la anterior, se denomina grado
de libertad (GDL) En la FIG.13
se indica el número de GDL de cada tipo de articulación. El número de grados de
libertad del robot viene dado por la suma de los grados de libertad de las
articulaciones que lo componen. Puesto que, como se ha indicado, las
articulaciones empleadas son únicamente las de rotación y prismática con un
solo GDL cada una, el número de GDL empleadas son únicamente las de rotación y
prismática con un solo GDL cada una, el número de GDL del robot suele coincidir
con el número de articulaciones de que se compone.
El empleo de diferentes combinaciones de
articulaciones en un robot, da lugar a diferentes configuraciones, con
características a tener en cuenta tanto en el diseño y construcción del robot
como en su aplicación. Las combinaciones más frecuentes son las representadas
en la FIG.14
donde se atiende únicamente a las tres primeras articulaciones del robot, que
son las más importantes a la hora de posicionar su extremo en un punto del
espacio.
Puesto que para posicionar y orientar un cuerpo
de cualquier manera en el espacio son necesarios seis parámetros, tres para
definir la posición y tres para la orientación, si se pretende que un robot
posicione y oriente su extremo (y con él la pieza o herramienta manipulada) de
cualquier modo en el posicione y oriente su extremo (y con él la pieza o
herramienta manipulada) de cualquier modo en el espacio, se precisarán al menos
seis GDL.
En la
FIG.15 se muestran los seis GDL con que está dotado el robot
ARC Mate 120/S-12 de Fanuc, así como sus articulaciones y eslabones.
En la práctica, a pesar de ser necesarios los
seis GDL comentados para tener total libertad en el posicionado y orientación
del extremo del robot, muchos robots industriales cuentan con sólo cuatro o
cinco GDL, por ser estos suficientes para llevar a cabo las tareas que se les
encomiendan.
Existen también casos opuestos, en los que se precisan más de seis GDL
para que el robot pueda tener acceso a todos los puntos de su entorno. Así, si
se trabaja en un entorno con obstáculos, el dotar al robot de grados de
libertad adicionales le permitirá acceder a posiciones y orientaciones de su
extremo a las que, como consecuencia de los obstáculos, no hubiera llegado con
seis GDL. Otra situación frecuente es la de dotar al robot de un GDL adicional
que le permita desplazarse a lo largo de un carril, aumentando así el volumen
del espacio al que puede acceder. Cuando el número de grados de libertad del
robot es mayor que los necesarios para realizar una determinada tarea se dice
que el robot es redundante.