En el pensamiento popular, cuando se escucha la palabra investigación vienen a la mente personajes, escenas y situaciones del mundo policiaco y de la investigación criminal. Posiblemente esto se ve incuido por el cine, las series de televisión y la literatura. Por otro lado, al ingresar al mundo universitario o en algunos casos desde el nivel educativo medio, ya se empieza a escuchar la palabra investigación, que es confundida en muchas ocasiones con una simple revisión temática o con lecturas complementarias.
Estos son dos referentes sobre el mismo tema, a partir de ellos es válido preguntarnos ¿qué entendemos nosotros por investigación?
Cabe mencionar que a lo largo de la historia de la literatura han surgido figuras icónicas como Sherlock Holmes (1901), personaje creado por Arthur Conan Doyle, o Guillermo de Baskerville (1980), personaje principal de la obra En el nombre de la Rosa, escrita por Umberto Eco. Ambos personajes encarnan la figura de un investigador policial acucioso, tenaz y decidido a resolver la interrogante sobre un problema planteado.
De igual manera, el mundo de la televisión nos ha regalado buenos referentes con un toque de ficción, como ser las series CSI y Ley y orden: Unidad de Víctimas Especiales, ambas con un contenido orientado a la investigación del delito. Cercana a la forma en que está expresada en la literatura y la televisión la figura del investigador, así mismo en la realidad los investigadores se esmeran para resolver las interrogantes planteadas por la ciencia en sus diversas áreas: lo social, lo jurídico, la política, la medicina, etc.
Para ello hacen uso de métodos y técnicas que van desde lo documental hasta la investigación basada en experiencias y observación de los hechos, que conlleva la aplicación de encuestas, test o cuestionarios de preguntas abiertas. Todo con el propósito de conocer una realidad concreta, un fenómeno o problema de estudio.