Tal como anticipábamos en Enero de este año, la tercera ola de la crisis mundial iba a impactar a las economías emergentes sobre finales del 2009. Los anuncios oficiales nos indican que en Venezuela ya estamos en recesión; y posiblemente lo estaremos al menos por un trimestre más.
De la recesión se sale manteniendo e incrementando el nivel de actividad de la economía, o sea de las empresas, y si bien no hay una receta única, cualquier cosa que se haga debe tener sentido económico y gerencial…las leyes de la economía son tan duras como las de la física y si se violan las de la gerencia, las cosas no salen bien.
Lo ideal sería que las empresas, públicas y privadas, pudieran transitar las etapas recesivas de la economía sin tener que sufrir cambios estructurales, pero bajo recesión las cosas se ven desde un ángulo tal, que en situación normal es difícil considerar y en general todos los males salen a la superficie y pegan de frente, forzando a veces a cambios profundos. Las estructuras se estrechan y los componentes duros y blandos se exigen a su máximo -o mínimo- posibles.
Las preguntas que debe hacerse la gerencia son pocas pero precisas:
– Soy competitivo para mi escala de operación?
– Debo hacer ajustes o cambios?
– Cuanto durará la recesión?
Si la respuesta a la primera es si, lo más probable es que se trate de ajustes, los cuales sugiero que sean manejados como un proyecto, cuidando que en el recorte de grasa -porque de eso se trata- no se vaya a cortar algún músculo o nervio.
Ahora, si la respuesta a la pregunta es no, entonces sí se trata de cambios; y si el tiempo es largo, hasta debería revisarse la viabilidad del negocio.
Debido a que la primera pregunta se está haciendo con la presión de una etapa recesiva, puede tender a confundirse la verdadera causa del cambio que se avecina; la cual en realidad es la falta de competitividad y no la recesión en si misma. Esta distinción es importante para darle un marco más amplio de acción a la gerencia y evitar que sea netamente reactiva. Esto es, además de sobrevivir a corto plazo, cada acción debe enmarcarse en un contexto estratégico.
Debido a los movimientos pendulares de nuestras economías latinoamericanas, hay que manejar cuidadosamente las decisiones unidireccionales, que pudieran dejar sin sustento un mercado o una operación.
En Venezuela está todo por hacerse; la recesión sin duda es transitoria; y transformar a las empresas es una obligación: durante la recesión, para cuando pase la recesión.
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