sábado, 22 de noviembre de 2014

el retorno de la serpiente, Mathias Goeritz

Aprovechando un ratito de tarde de Sábado que se prestaba al adocenamiento, y viviendo bien cerquita, pues me escapé a ver la exposición de El retorno de la serpiente, Mathias Goeritz y la intención de la arqutiectura emocional, aquí el folleto. 

Así empieza la exposición, con el ataque de la serpiente, algo grande, impactante alrededor y a través de lo que puedas pasear, ver cómo un trazo construye espacio y cómo ese gesto a posteriori se convierte en insignia, en marca que servirá para desarrollar otros muchos proyectos, productos, elementos y esculturas.
Saltamos después a su gran laboratorio de ideas, la fundación del Museo Experimental El Eco, sede de un movimiento artístico en cierta manera anárquico y con una arquitectura interesante por si misma, que en parte parece construido alrededor de la serpiente atacando que preside el patio.



A partir de aquí nos iremos encontrando con una sucesión de salas cada una más o menos dedicadas a distintos procesos  o resultados creativos, siempre siguiendo una cierta linea temporal. Así pasaremos por el museo El Eco, la fase de la creación de las torres de Ciudad Satélite, el Centro del Espacio Escultórico, la organización de distintas interpretaciones de proyectos espaciales de La Ruta de la Amistad para las Olimpiadas de México 86, el período que pasó Mathias Goeritz en Altamira y nacimiento así de su raíz primitivista, la fase de Constelaciones y el estudio de figuras y torres con planta o forma de estrella, los trabajos para Jerusalén...




1.proyecto de vaciado, torres subterráneas 1976   2. torres ciudad satélite II-III 1970    3.tres volúmenes   4. dibujo La Osa Mayor, la Ruta de la Amistad 1968    5. macho con machete y el ángel 1955

Hay un texto explicativo de la exposición que sí resume acertadamente el conjunto global e intenta profundizar en el concepto de arquitectura emocional. Es uno de esos recursos que tan bien hubieran venido para enfrentarse a tantos proyectos durante la carrera, un proceso aparentemente sencillo en su realización y de resultados plásticamente muy enriquecedores:
"Como funciona la arquitectura emocional: el corte, el doblez, el pliegue y la arruga.
En la puesta en práctica y materialización del principio de arquitectura emocional Mathias Goeritz tomó algunas soluciones del campo del diseño industrial. Se trata principalmente de recursos de repetición, como la elección de unidades modulares o la serie, cuya aplicación debía contribuir a su implantación en el imaginario social. Es así como Goeritz abordó y exploró un mismo motivo en distintos soportes y técnicas, de manera que a lo largo de su trayectoria ciertos signos son constantes o se repiten reiteradamente: torres, pirámides, columnas o los trazos quebrados serpentinos. Estos motivos acabaron erigiéndose en formas-signo, que pasaban de manera natural de la arquitectura a la serigrafía, de la escultura a la poesía visual o de la pintura al diseño de objetos, desarrollando en esos tránsitos una estrategia de saturación similar a la utilizada por la propaganda.
Otros recursos en los que redundó Goeritz, confiriendo así también unidad a su discurso y trabajo, son el principio de amplificación y el de envolvimiento. Mientras que el primero se reconoce en sus obras y proyectos de arte público, dominados por la voluntad de uso de la escala monumental, el segundo queda ejemplificado en los ambientes de luz que idea para lugares de culto y suspensión del tiempo, como las catedrales. Goeritz se valió asimismo de la noción de síntesis y mínima expresión, sugerida desde el campo del diseño y extraída también de la lección del curso preparatorio de la Bauhaus. Con una simple hoja de papel como punto de partida, el gesto de doblar, rasgar, arrugar, cortar y abrir las partes para proyectar sombras implicaba la alteración de las cualidades plásticas del plano y su transformación en un espacio tridimensional. La enseñanza del papel no era sino una serie de estrategias primarias cuya poética resultante pasó a menudo desapercibida, ante el asombro provocado por el empleo de escalas monumentales."

La última sala de la exposición es como un baúl de ideas, llamándolo "el retorno de la serpiente" y cómo se van materializando en obras de mayor importancia todo el sustrato de conocimiento procedente de los años de experimentación artística. Decía que es un baúl de ideas porque muchos de los dibujos y esculturas bien podrían ser gérmenes para cualquier proyecto de arquitectura (más todavía a nivel académico)








6. fábrica Automex, proyecto con Legorreta 1963    7. dos figuras 1981      8. escultura gracia sf      9. formas negras divididas por linea roja 1982         10. sin titulo 1979 junto con Herbert Bayer      11. torre en piezas negras

Es en definitiva una exposición muy recomendable para invertir una hora y poco y llevarse muchas ideas de vuelta para casa y luego así poder rescatarlas cuando la ocasión lo permitiera. El sentimiento final lo podría resumir en cómo se puede llegar a resultados muy interesantes desde planteamientos humildes, partiendo de unas geometrías sencillas armonizar las relaciones entre ellas, jugando con sus escalas, pliegues y posiciones conseguir proyectos tanto escultóricos, artísticos y arquitectónicos. Sencillez geométrica, un buen poso cultural y un proceso claro de trabajo es más que suficiente para colonizar y conformar espacios muy interesantes.

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