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Imperio Acadio

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Mesopotamia
Río ÉufratesRío Tigris
Ciudades / Imperios
Sumeria: UrukUrEridu
KishLagashNippur
Imperio Acadio: Agadé
IsínSusa
Asiria: AssurNínive
NuziNimrud
Imperio BabilónicoCaldea
ElamAmoritas
MitanniCasitas
Cronología
Reyes sumerios
Reyes de Asiria
Reyes de Babilonia
Lengua
Escritura cuneiforme
Lengua sumeriaAcadio
Elamita
Mitología
GilgameshMardukEnkidu
Ladrillo de fundación de Kalan (Nimrud). Escrito en lengua acadia. Salmanasar III del siglo IX adC, Museo Arqueológico Nacional de España.

En el siglo XXIV adC Mesopotamia estaba compuesta por numerosas ciudades-estado, cada una con su rey y su dios y diferentes lenguas, estando ocupada por dos etnias, los sumerios al sur y los acadios, pueblo semita, al norte; en el 2334 adC los acadios conquistaron el territorio de sumeria integrando todas esas ciudades en una organización política nueva, el imperio, conformando lo que será el imperio acadio, el primero conocido de esta naturaleza.

Entre los ríos Tigris y Éufrates, se extenderá desde el mar Mediterráneo por el oeste hasta el golfo Pérsico por el este, alcanzando por el norte hasta la península de Anatolia y por el sur la península arábiga. La cultura, religión y lengua acadias se impusieron en todo este extenso territorio, propiciando el comercio y una época de paz y prosperidad, estableciendo rutas de intercambio comercial con otros pueblos de la India y del Mediterráneo.

Sin embargo, tras sólo 140 años, en el 2193 adC este imperio se desvanecerá, cayendo en el olvido de la historia su existencia. Víctima de una terrible sequía, que perduraría durante unos 300 años, sufrirá el abandono por su población de grandes regiones, asolándolo el caos.

Descubrimiento

En 1849, el arqueólogo británico Austen Henry Layard durante unas excavaciones en Mosul (Irak) descubre el palacio real de la antigua ciudad bíblica de Nínive, capital asiria, un imperio que apareció mil años después de desaparecer el acadio. Al final del periodo de estos trabajos, halló en una cámara un depósito con 30.000 tablillas de arcilla con escritura cuneiforme, en el idioma asirio y cuyos caracteres eran por entonces indescifrables, se trataba de los restos de la mayor biblioteca de la antigüedad, la biblioteca de Asurbanipal.

Fueron depositadas en el Museo Británico (Londres), donde el arqueólogo Henry Rawlinson trabajo quince años sobre ellas. El sistema de escritura cuneiforme servía para escribir con el mismo en diferentes lenguas antiguas. Rawlinson encontró una inscripción en la roca de Behistún con un texto políglota de la época del rey persa Darío en persa antiguo (farsi), elamita y babilonio; su estudio le sirvió para poder traducir la que estaba en persa e interpretar la escritura de las otras dos lenguas desconocidas, advirtiendo que una de ellas era la misma de las tablillas de Layard. Presumiendo que, como sucede con la piedra de Rosetta, se trataba del mismo texto escrito en varios idiomas; en el farsi se empleaban 43 signos, concordando estos con una letra o una cifra, mientras que las otras utilizaban más símbolos, de lo cual deduciría que se trataba de unas lenguas silábicas; tras diez años de esfuerzos conseguiría descifrar la clave.

Dentro de la biblioteca de Asurbanipal había una sección de historia, con la propia de los asirios y también con la de sus predecesores, referido a un imperio que había sido según las tablillas el más grande de la historia, y que había gobernado toda Mesopotamia, la civilización perdida de los Acadios, «Akkad». En 1867, diez años después de descifrar su escritura, Rawlinson descubriría en una tablilla la mención al rey Sargón de Acad, el primer monarca del imperio acadio.

Historia

En el 2334 adC Sargón se convirtió en rey de Kish, una ciudad-estado mesopotámica, era una zona conflictiva y entabló varias guerras, extendiendo sus territorios tanto por Sumer como por Acad. Fundaría Agadé, que se convertiría en la capital de su imperio, exigiendo a las ciudades bajo su dominio impuestos con los que cubría los gastos necesarios para administrarlo; requería una cantidad de grano por cada persona, que se recogía en los almacenes de sus centros administrativos, a la postre silos. Este grano era necesario para mantener un ejército profesional, una idea original suya, que sustituía las glebas temporales formadas por campesinos, existentes hasta entonces, por unas fuerzas permanentes, con soldados perfectamente adiestrados y pertrechados. Este ejército contaba con buenos arqueros a caballo, de modo que no llegaban a entablar una batalla cuerpo a cuerpo, ya que al llegar ya habían diezmado a sus oponentes.

El imperio llegaría a su apogeo en el 2254 adC con el emperador Naram-Sim, nieto de Sargón «el Grande». Edificó numerosos templos y levantó ciudades, adornándolas con estatuas, de oro y de cobre. Sus posesiones alcanzarían la máxima expansión territorial que tuvo el imperio. Conquistó a los gutis, y se coronó rey de los «cuatro cuadrantes», esto era de todas las tierras conocidas por los acadios; mandaría hacer una estela conmemorativa de su victoria, en la que se le representará como un dios.

Formaban parte de este imperio ciudades como su capital Agadé (Acad), Akshak, Assur, Eridu, Isín, Kish, Lagash, Larsa, Mari, Nippur, Nuzi, Sippar, Susa, Tuttul, Ur o Uruk.

En las tablillas se relata que Naram-Sim atacó la ciudad de Nippur, destruyendo su templo y cometiendo grandes atrocidades, lo cual le acarreó por parte de los dioses la maldición de Acad: «Que la hierba crezca alta en tus caminos y tus canales queden bloqueados por sedimentos, que en tus llanuras donde crece el grano, germine la semilla del llanto. En Acad, que mane agua salobre donde antaño había agua dulce y fresca». Que se transformará en la causa legendaria de la desaparición de su imperio.

En 1923, el arqueólogo y filántropo Herbert Weld Blundell donó su colección personal de piezas del Oriente Próximo al museo arqueológico de Oxford. Uno de los objetos era un prisma grabado con caracteres cuneiformes, la lista de reyes sumerios, que fue realizada en el siglo XVIII adC en idioma sumerio, en la que se indicaban los reyes y las ciudades que gobernaba cada uno, así como la duración de cada reinado, la cual incluía a los reyes acadios. Gracias a la cita de un eclipse que, según los astrónomos griegos, se había producido el 15 de junio del 763 adC se pudieron sincronizar las fechas de la lista y conocer su equivalencia en el calendario moderno. De ahí que conozcamos que a partir del 2193 adC se da lo que aparentemente corresponde a un desmoronamiento del imperio acadio, pues no está claro quién era el rey, ya que gobernaban uno o dos años como mucho.

Economía

Alguna de sus ciudades-estado sumerias habían sido fundadas en el siglo XXXI adC, y ya conocían la rueda, el arado o la cerveza, así como la primera forma de escritura, la cuneiforme; el conocimiento de la agricultura les permitió abandonar la vida nómada de cazadores-recolectores y vivir en asentamientos estables, que posteriormente se convertirían en ciudades. En un área desértica, los sumerios consiguieron desarrollar su agricultura a partir de los cursos de los dos grandes ríos de la zona, construyendo canales de riego. El imperio Acadio organizó una compleja burocracia para la gestión del agua, ya que su supervivencia dependía del buen estado de esa canalización para conseguir el abundante cereal que se precisaba; la creación de una administración será uno de los mayores logros de la civilización acadia.

Este sistema administrativo, centralizado y fuerte, fue muy exitoso, y con la prosperidad aumentó la población, que demandaba a su vez mayor crecimiento para su alimentación. Este motivo llevó a expandir el imperio hacia la cuenca del río Khabur (al este de Siria); pero en esta zona el terreno era una llanura en la que los cultivos recibían el agua directamente de la lluvia, dependiendo de las circunstancias climáticas, y aun siendo menos eficiente que los regadios del sur producían la comida suficiente que se precisaba abastecer.

Desaparición

En 1937 el arqueólogo británico Max Mallowan se sirvió por vez primera de la fotografía aérea, que utilizó para identificar en la zona de Tell Brak (en las llanuras de Khabur, al noreste de Siria) estructuras de origen humano, así identificó construcciones amuralladas que correspondían a palacios y silos, que serían centros administrativos, pero que no se habían terminado de construir, abandonándolas; estas tenían en los bloques el sello del rey Naram-Sim, luego pertenecían a la época de apogeo del imperio.

Durante las siguientes décadas se localizaron numerosas construcciones en la llanura de Khabur, y una tras otra, todas habían sido abandonadas; en Tell Leilán incluso descubrieron bolas de arcilla, las que se utilizaban para escribir las tablillas, que se habían dejado en el suelo del edificio administrativo al irse, así como los cimientos de un nuevo edificio, un palacio que al final no se edificó, junto a bloques para construirlo, por lo que se abandonó con prisas. Pudo deberse la premura en marcharse bien a las rebeliones internas o bien a una guerra, por ataques de sus enemigos, como los gutis que se encontraban al este de Khabur y hostigaban frecuentemente las fronteras del imperio.

La geóloga francesa Marie-Agnès Courty encontró, en 1990, pruebas en los estratos sedimentarios de las llanuras de Khabur de que habían sufrido grandes incendios en esa época. Sin embargo, los hallazgos de Courty determinaron que no había restos de fuego, sino que el hollín se había producido por un flash térmico, que elevó la temperatura bruscamente produciendo una vaporización extremadamente rápida; a su vez se dio junto con una lluvia de detritos geológicos que apedrearon el suelo, procedentes de muy elevada altitud, lo cual descartaría una acción humana en su causa. Comprobó este patrón tanto en Tell Brak como en Tell Leilán, distantes más de 50 Km; además apreció un sedimento muy abundante de polvo, de más de 10 cm y que en zonas más bajas llegaba a alcanzar un metro, sobre la capa incendiada negra; concluyó que, tras el fenómeno térmico y la lluvia de piedra, se levantó una gruesa capa de polvo del suelo que posteriormente se fue depositando de nuevo en unos pocos días.

Courty identificó restos de plástico en estos estratos negruzcos, y comprobó que a 300 Km al oeste de Tell Leilán, en Tell Ahmar que posee un palacio acadio cuya estructura se había desestabilizado estando totalmente derruido, también existían; por tanto, debió acaecer algún tipo de cataclismo, que produjera una onda de choque que explicaría estos fenómenos, una gran explosión que destruyó todas las ciudades en la parte septentrional del imperio. Los plásticos son polímeros naturales que se podrían haber producido por una tormenta eléctrica de grandes proporciones, ya que los rayos actuarían generando un plasma eléctrico capaz de crearlos. La hipótesis de Courty es que una gran erupción volcánica pudo lanzar materiales entre la troposfera y la estratosfera, donde se cargan de electricidad estática, y que cuando estos materiales cayeron provocaron una lluvia de polvo y de multitud de rayos. El problema es que no se puede datar la fecha como para saber si coincidió con la época de los acadios para confirmarlo como causa de la desaparición del imperio.

Frank Sirocko, especialista en climatología y sedimentología oceánica de la universidad Johannes Gutenberg de Mainz (Alemania), investigó los fondos marinos que son ideales para estudiar depósitos de polvo procedentes del continente que transportan los vientos desérticos (shamal). Analizó las muestras obtenidas de depósitos del golfo de Omán, buscando dolomita, característica del polvo mesopotámico, que si normalmente debe contener un 5% de este material, en el encontrado en el fondo omaní tenía entre un 10% y un 20%. De los datos, se constataba que hubo una enorme tormenta hacia el 2200 adC, el cambio más intenso de los observados en los últimos diez milenios; y el incremento de polvo duraba 300 años (no sólo unos días como pensaba Courty), hasta el 1900 adC, lo cual únicamente era atribuible a una prolongada sequía.

También en Egipto y en la India se dieron fenómenos por los que se abandonaron ciudades, desapareciendo culturas análogamente, en la misma época, que apoyaría la tesis de la sequía. El inconveniente en este caso es la precisión de la datación, que tiene un margen de error de hasta 300 años, por lo cual no resultaba concluyente. A su vez, Sirocko apunta como posible causa de la sequía del 2200 adC al fenómeno de El Niño; el cambio de temperaturas del agua produce variaciones en el plancton, que son identificables en los depósitos de las fondos del Pacífico frente a Perú, apreciándose en las muestras un incremento de estos, y por tanto de las temperaturas, en el período entre el 2500 adC y el 2000 adC, dato que sería concordante con los otros.

El laboratorio de estudios paleoclimáticos de la universidad de Oxford, en 2018, recogió estalagmitas de cuevas a las afueras de Tirán (Irán). La investigación de estos depósitos, por contra a los métodos anteriores, presenta una gran precisión, y permite establecer una elevada presencia de polvo entre el 2200 adC y, en torno, el 1900 adC. Además, con el estudio paleoambiental se constata que dicho polvo procedía de Mesopotamia. Confirmándose la prolongada sequía que se apuntaba en trabajos precedentes.

Estudiando los suelos de la zona de Tell Leilán, se pudo comprobar que no existía en los correspondientes al período en cuestión restos de actividad de lombrices de tierra, cuyo rastro debería haberse encontrado; es decir, estos suelos estaban muertos, eran polvo. Las dataciones con carbono 14 de los estratos mostraban que fue en 2200 adC cuando se abandonaban las construcciones, no volviendo a haber actividad humana en esa zona hasta 300 años después.

La falta de agua hizo que los habitantes de la parte septentrional de Acad abandonaran sus tierras. Esta hipótesis era concordante con la lista de reyes sumerios, ya que en 2193 adC existe confusión respecto a los reyes gobernantes, que permanecían un tiempo muy breve en el poder. Pues cabría esperar que la falta de comida de forma continuada significara la inestabilidad política. Al carecerse del grano de Khabul no fue viable mantener un ejército leal, y las ciudades-estado se rebelarían contra el rey, debilitándose el imperio. Por su parte, los gutis, que también sufrirían el rigor de la sequía prolongada, se desplazaron avanzando en busca del agua de los ríos hasta Mesopotamia, acabando por conquistar estos territorios, ahora debilitados.

Referencias

Bibliografía

  • Kim, Lask. Akkadian Empire (El imperio acadio). Apocalipsis de la Antigüedad. Reino Unido, 2021.

Notas