¿Qué es el adverbio?
El adverbio es una clase de palabra invariable, esto es, no tiene desinencias ni admite ningún tipo de morfema flexivo (ni de género, ni de número, ni desinencias verbales), por lo que es fácilmente reconocible, ya que no muestra modificación.
Juan come despacio / María come despacio
Los adverbios poseen significado propio, definible en los diccionarios, que expresan diferentes circunstancias de lugar (aquí, allí, lejos, cerca), modo (así, bien, mal, despacio), tiempo (hoy, mañana, antes, después), cantidad (muy, poco, mucho, bastante). Además, pueden poner en duda (quizá), afirmar (sí) o negar (no) la acción verbal.
Desde el punto de vista morfológico, se considera que los adverbios son, tal y como hemos indicado, palabras invariables y, por tanto, no admiten morfemas de género ni de número. A pesar de ello, encontramos variaciones en algunos casos:
Adverbios con sufijos
Hay algunos adverbios que se pueden combinar con sufijos diminutivos (cerca > cerquita, ahora > ahorita, enseguida > enseguidita) o sufijos aumentativos (arriba > arribota, lejos > lejotes). Un ejemplo de ello puede ser el título de la conocida canción de Luis Fonsi, Despacito.
Des-pa-ci-to
Quiero respirar tu cuello despacito
Deja que te diga cosas al oído
Para que te acuerdes si no estás conmigo
Des-pa-ci-to [...]
Adverbios con marcas de grado superlativo
Otros adverbios permiten ir acompañados por marcas de grado superlativo como el adverbio muy o el sufijo -isimo, -isima:
- Vive muy lejos del mar / Su casa está lejísimos del mar.
- Llegó muy tarde a casa / Llegó tardísimo a casa.
Adverbios en -mente
Aunque los adverbios se clasifican en clases cerradas de palabras, podemos formar adverbios modales que derivan de una clase abierta de palabras, el adjetivo. De este modo, se forman los adverbios acabados en -mente (alegremente, fácilmente, tristemente). Cuando el adjetivo tiene dos terminaciones, el adverbio se forma a partir de la forma femenina (sinceramente, razonadamente, acaloradamente). Muy conocida por todos es la canción de Rosalía, Malamente:
Malamente (Eso es, así si)
Malamente (Tra, tra)
Mal, mu' mal, mu' mal, mu' mal, mu' mal (Mira)
Malamente (Toma que toma 'amono)
Está en la mente (Eso es, 'illo)
Malamente
Mal, mu' mal, mu' mal, mu' mal, mu' mal
Malamente uh
Desde el punto de vista sintáctico, los adverbios funcionan complementando al verbo que acompañan. Benito Pérez Galdós los compara con el adjetivo en este maravilloso relato "La conjuración de las palabras", en el que los describe como personajes de una sociedad feudal las palabras, que pertenecen a distintas clases y cumplen diversas funciones:
Lectura
Lo cierto del caso, según me aseguré el Flos sanctorum*, es que sin los tales personajes no se hacía cosa a derechas en aquella República, y, si bien los Sustantivos eran muy útiles, no podían hacer nada por sí, y eran como instrumentos ciegos cuando algún señor Verbo no los dirigía. Tras éstos venían los Adverbios, que tenían cataduras de pinches de cocina; como que su oficio era prepararles la comida a los Verbos y servirles en todo. Es fama que eran parientes de los Adjetivos, como lo acreditaban viejísimos pergaminos genealógicos, y aun había Adjetivos que desempeñaban en comisión la plaza de Adverbios, para lo cual bastaba ponerles una cola o falda que, decía: mente. [...]
Benito Pérez Galdós. La conjuración de las palabras. Centro Virtual Miguel de Cervantes.
* Libro de la tradición católica que reúne un conjunto de relatos sobre las vidas de los santos recogido por el dominico Jacobo de Vorágine. Para saber más, véase "Flos santorum" en Wikipedia.org.
Además de complementar al verbo, los adverbios pueden modificar a otros elementos: a un adjetivo (Me encuentro muy cansado), a otro adverbio (Lo encontró bastante cerca) o a toda una oración, tal y como dice la letra de la canción de Muchachito Bombo Infierno: "Ojalá no te hubiera conocido nunca".